El Bullmastiff es oficialmente una raza proveniente de Inglaterra. Fue desarrollada por los guardabosques de la isla durante los siglos XVIII y XIX para cuidar los cotos de caza de los nobles británicos. Este perro debía ser un perro compacto, guardián y capaz de cubrir grandes extensiones de terreno y lo suficientemente disuasorio para quienes osaban entrar a cazar a estos bosques. Para tal fin, los guardabosques cruzaron al Mastín Inglés, un perro grande y pesado, de gran hueso, con el Bulldog Inglés, un perro más ágil y ligero.

El Bullmastiff siempre fue parte de la familia de los guardabosques y convivía diariamente con ellos al interior de su hogar. Durante el paso de los años, estas características se fueron impregnando en la raza, de tal manera de convertirlo hoy, en un excelente perro familiar.

Otra de las características que buscaron los guardabosques fue la de evitar la mordida. Si bien la ley establecía que no se podía cazar en estos terrenos nobles, si se permitía el libre tránsito, por lo que los Bullmastiff debían ser perros criteriosos con los extraños y debían evitar las mordidas. De esta manera se desarrolló una de las virtudes de esta raza y su forma de ataque, pues ocupa su peso para botar y atrapar a los intrusos, sin dañarlos.
Desde allí, los Bullmastiff se han empleado en diferentes funciones de seguridad, desde participar en cuerpos de paz, hasta cuidar minas de diamantes en Sudáfrica.

La primera descripción oficial de la raza y su aceptación por parte del Kennel británico se realiza en 1924 y su estándar ha sufrido muy pocas variaciones a lo largo de los años.